Se van pero se quedan, rompen pero no rompen… La marrullería sigue siendo el gran arte político español.
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Ayer ví unas imágenes de la policía de Marlaska repartiendo leña a manifestantes sin capucha. Por un momento pensé que había vuelto el franquismo. Parece que a los encapuchados nunca les pillan.
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El gobierno está empeñado en que el rey Felipe aprenda chino. Al sanchismo le gusta el modelo chino, con un toque de jamón ibérico.
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Sánchez, entusiasmado, le dedica una hora al nuevo disco de Rosalía. Este hombre es un renacentista.
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El Debate titula que Rubiales intentó pegar a su tío que le lanzó huevos. Que feo intentar pegarle al que te tira huevos, o piedras. Hay que poner la otra mejilla hombre.
